Cierra tu ojo físico, con el fin de ver ante todo tu cuadro con el ojo del espíritu.
Luego, conduce a la luz del día lo que has visto en tu noche, con el fin de que su acción se ejerza a su vez sobre otros seres, del exterior hacia el interior. El pintor no debe pintar únicamente lo que ve ante él, sino lo que ve en él.
David Caspar Friedrich
sábado, 16 de enero de 2010
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